La etimología del lugar tendría su origen en un nombre personal germánico, suevo o godo, que habría derivado con el paso del tiempo en su versión latinazada.
La toponomía es una disciplina auxiliar de la geografía y de la historia, y el vivo reflejo del pasado. Cuando hablamos de topónimos nos referimos a aquellos nombres propios atribuidos a lugares, regiones o países. Por norma general, las designaciones de estos territorios suelen tener un origen de lo más variado, habiéndose formado a partir de características físicas o materiales del entorno, apellidos o nombres propios de personas (antropónimos) o santos (hagiónimos), derivados de lenguas antiguas y en otras tantas ocasiones, también por causas desconocidas.
En cualquier caso, cada topónimo esconde detrás una historia muy particular. De hecho, Galicia es la región de Europa con más topónimos por metro cuadrado, aunque en esta ocasión vamos a indagar sobre la procedencia en particular del nombre del concello pontevedrés de Meis, enmarcado en el corazón de la comarca do Salnés. En el consenso global, el topónimo de Meis tendría su origen etimológico en la antrolopología germánica latinizada. O dicho con otras palabras, de un nombre personal germánico ―probablemente suevo o godo― habría surgido su versión en lengua latina.
Para entender la etimología de la localidad de Meis hay que conocer primero un poco más acerca de su historia. El territorio que abarca en la actualidad la comarca do Salnés ha estado habitado desde hace milenios. De hecho, a día de hoy podemos contemplar importantes vestigios a lo largo y ancho del territorio, como los petroglifos del Monte Castrove que nos remontan hasta la Edad de Hierro. Una de las primeras aldeas prehistóricas fortificadas de las que tenemos constancia es la de los castros, un poblado por lo general prerromano particular del noroeste peninsular.
Hace algo más de dos mil años, llegaron a Galicia los romanos. El proceso de romanización en la comunidad gallega duró hasta cuatro siglos, transformando los castros en villas romanas que incorporaron a su cultura prácticas como la arquitectura, la agricultura basada en el arado, el derecho romano o la actividad minera y maderera, entre otras. A principios del siglo V, el Reino Suevo de Gallaecia sería fundado por el pueblo germánico de los suevos. Este reino perduró más de 200 años, hasta la conquista de los visigodos, otro gran poblado germánico.
El origen del topónimo
Como ya adelantamos al principio del artículo, el topónimo de Meis hunde sus raíces en un poseedor de origen germánica (godo o suevo), de nombre Medis, asentado como colono sobre las tierras de propiedad del Estado Romano. De igual modo, se presupone además la existencia de una explotación agropecuaria de gran relevancia bajo el designio de villae Medis. Esta villa rural se encontraría asentada muy cerca de la ribera del río San Martiño, desde el lugar donde se ubica en la actualidad el Pazo de Meis (en la parroquia de Divino Salvador) hasta las tierras de Arosa, en San Martiño.
Uno de los primeros testimonios manuscritos del topónimo nos traslada a 1237, donde el nombre ―Munio Gatus de Meys― figura en un documento de donaciones del Monasterio da Armenteira. También, en un documento compostelano datado en 1487 aparece escrito el topónimo de Sancti Martini de Meis. En el territorio galaico-portugués (en este caso referido al norte de Portugal) hay constancia de varios antropónimos de raíz Meis y Mei, y en este último caso parece adherirse a otras formas toponímicas compuestas, como Meigonte (Friol) o Meicende (Arteixo).